jueves, 12 de agosto de 2010

Estudio del Tabernáculo






El Tabernáculo fue la sombra de Jesucristo quién ha perdonado los pecados de los Israelitas y de cualquiera que crea en Él. Nuestro Señor era el mismo dueño del Tabernáculo. Y Él era el Salvador que ha borrado los pecados de todos de una sola vez, y al mismo tiempo, la ofrenda del sacrificio para toda la humanidad.
Aunque el pueblo de Israel pecaba todos los días, al imponer sus manos sobre la cabeza del animal del sacrificio sin mancha en los atrios del Tabernáculo de acuerdo al sistema de sacrificios, ellos podían pasar sus pecados a la ofrenda. Es así como cualquiera que creyera en el ministerio de los sacerdotes y en la ofrenda del sacrificio dada de acuerdo al sistema de sacrificios podía recibir la remisión del pecado, lavar


sus pecados y volverlos blancos como la nieve. De la misma manera, creyendo en el bautismo y sacrificio de Jesús, la verdadera sustancia del Tabernáculo, el pueblo de Israel y aquellos de nosotros que somos Gentiles, hemos sido todos revestidos en la bendición de la remisión de todos nuestros pecados y de vivir con el Señor por siempre.
No solamente los Israelitas, sino todos los Gentiles pueden ser libres de todos sus pecados tan solo creyendo en Jesús, el Señor del Tabernáculo. El Tabernáculo nos enseña lo que es el regalo de la remisión del pecado que Dios nos ha dado. Como tal, el Tabernáculo mismo es la mismísima sustancia de Jesucristo.
Jesús se convertido en el Salvador de los pecadores. Cada pecador, ya sea hombre o mujer, puede ser limpiado tan solo creyendo en el bautismo de Jesús, Su sangre sobre la Cruz y en la verdad de que Él es Dios Mismo. Podemos ser liberados del juicio de Dios por nuestra fe en los hilos azul, púrpura y escarlata, en otras palabras, creyendo en el bautismo de Jesús, Su sangre y Su divinidad. Jesús es la puerta al Reino del Cielo.
Hechos 4:12 dice, "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." Nadie más aparte de Jesús puede salvar a toda la gente de sus pecados. No hay otro Salvador aparte de Jesús. Juan 10:9 dice, "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos." 1 Timoteo 2:5 dice, "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre," y Mateo 3:15 dice,"Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó." Todos estos versículos dan testimonio de está verdad.
Jesús vino a esta tierra en semejanza de hombre y recibiendo Su bautismo (hilo azul), derramando Su sangre (hilo escarlata), Él ha salvado a los pecadores. Como tal, Jesús se ha convertido en la puerta de la salvación para todos los pecadores. Al igual que la puerta de los atrios del Tabernáculo estaba tejida con los hilos azul, púrpura y escarlata, Jesús, viniendo a esta tierra, primero que nada, tomó los pecados del mundo sobre Sí Mismo con Su bautismo recibido de Juan el Bautista. Él, por lo tanto, se convirtió en la ofrenda del sacrificio, el Cordero de Dios (Juan 1:29).
Segundo, después de haber tomado sobre Sí las iniquidades de todos los pecadores con Su bautismo, Él murió por ellos y ha dado vida nueva a aquellos que creen. Tercero, este Jesús era Dios Mismo. Génesis 1:1 dice, "En el principio creó Dios los cielos y la tierra." Y Génesis 1:3 dice, "Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz." Jesús era el mismo Dios del logos, Aquel que creó todo el universo y todo lo que en el hay con Su Palabra.
Dios le dijo a Moisés que hiciera la puerta de los atrios del Tabernáculo con los hilos azul, púrpura y escarlata y el fino lino tejido. Jesús, quién es Dios Mismo, completó Su obra de convertir a los pecadores en justos viniendo a esta tierra en semejanza de hombre y salvando a Su pueblo de todos sus pecados a través de Su bautismo y Su muerte sobre la Cruz. Estos tres ministerios son el camino por el cual Cristo ha salvado a los pecadores, y ellos son la evidencia de esta verdad.
El Apóstol Pablo dijo en Efesios 4:4-6, "Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos." Esta Palabra se refiere a la salvación del pecado hecha por los hilos azul, púrpura y escarlata, y el fino lino tejido.
A través de nuestra exploración del Tabernáculo, debemos ver la verdad real, y por lo tanto ser bendecidos con el perdón de todos nuestros pecados.

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